En Acción de Gracias muchas personas hacen balance: qué funcionó este año, qué salió distinto a lo esperado y qué no puede seguir igual.
En migración pasa lo mismo: no es solo “tener una visa”, sino decidir qué lugar quiere ocupar tu proyecto de vida en Estados Unidos en 2026 y qué pasos legales vas a tomar para llegar ahí.
Hoy el contexto es competitivo: cada año se aprueban alrededor de 140.000 visas de inmigrante por empleo, dentro de un universo cercano al millón de nuevas residencias permanentes, lo que hace que las categorías laborales sean especialmente disputadas.
Al mismo tiempo, la mayoría de Green Cards siguen viniendo por familia, y hasta 50.000 visas anuales se asignan por el programa de diversidad.
En ese escenario, estas 7 decisiones legales pueden marcar la diferencia para tu 2026, haciendo un recorrido por inversión, talento, empleo, familia y estructura corporativa.
De la visa temporal al plan de residencia
La primera decisión tiene que ver con la pregunta de fondo: ¿quieres seguir encadenando visas temporales o necesitas un plan que hable de residencia? Muchas personas viven bien con una visa de trabajo o de inversión, pero cada renovación viene acompañada de la misma sensación: ¿qué pasa si cambian las reglas, si la empresa deja de patrocinar, si el oficial exige más evidencia?
Otras, en cambio, se sientan con su abogado a diseñar una ruta a varios años: quizá hoy están en H-1B, L-1 o una categoría similar, pero el objetivo real es preparar una EB-2 NIW, una EB-1 por logros extraordinarios o una residencia por empleo. El cambio no es solo jurídico, es mental: dejar de pensar en “sobrevivir al próximo vencimiento” y empezar a pensar en dónde quieres estar migratoriamente en 2026 y en 2030. Esa claridad es la que convierte cada trámite en un paso dentro de un plan, y no en una reacción de emergencia.
Inversión y estructura: no es solo “entrar al mercado”
Acción de Gracias suele coincidir con cierres de año fiscal, reuniones de socios y ajustes contables. Para el inversionista internacional, la pregunta no es solo “¿entro o no entro al mercado?”, sino “¿bajo qué figura legal, con qué tipo de entidad y con qué estrategia migratoria?”.
Visas como la E-2 o la E-1 permiten vivir y operar un negocio en Estados Unidos, y los programas de residencia basada en inversión exigen montos mínimos y creación de empleo. Al mismo tiempo, la forma en que estructuras tu empresa –LLC, corporación, partnership, trust, holding familiar– impacta tu responsabilidad, tus impuestos y tus opciones migratorias.
Es como decidir si tu equipo va a jugar como club, como franquicia o como selección: los jugadores pueden ser los mismos, pero las reglas cambian. Quien compra un negocio a título personal, sin planificación fiscal ni patrimonial, puede terminar expuesto a demandas, doble tributación y dificultades para demostrar la legitimidad de sus fondos. El mismo proyecto, estructurado con una LLC adecuada, acuerdos societarios claros y coordinación con la estrategia patrimonial, abre puertas reales a procesos de inversión y a una futura residencia.
Talento y empleo: de la hoja de vida al caso probatorio
Para quienes viven de su talento profesional, científico, deportivo o artístico, la pregunta de Acción de Gracias puede ser: ¿mi trayectoria existe solo en mi CV o también en un expediente probatorio sólido?
En categorías como EB-1, EB-2 NIW, O-1 o P-1 no gana el que “más hace”, sino el que mejor documenta lo que hace. Publicaciones, premios, liderazgo de proyectos, participación en jurados, contratos en ligas profesionales o producciones relevantes: todo eso existe en la vida real, pero no siempre existe en un expediente. Muchos profesionales muy sólidos llegan a la primera consulta con una frase típica: “tengo trayectoria, pero no sé si eso cuenta como talento extraordinario”. Lo que suele faltar no es mérito, sino organización: recopilar cartas, métricas de impacto, reseñas, material de prensa, evidencia de que lo que haces tiene alcance nacional o internacional.
Es como un documental deportivo bien editado: las estadísticas, las jugadas clave y los testimonios no aparecen por casualidad, alguien las seleccionó. Decidir que 2026 será el año en que empiezas a construir tu dossier de talento –aunque presentes la petición más adelante– puede ser la diferencia entre seguir sumando logros dispersos o empezar a construir un caso.
En el terreno del empleo ocurre algo parecido. Muchas personas pasan años en H-1B, L-1 o TN sin hacerse la pregunta incómoda: “¿cuál es el plan a largo plazo de mi empresa conmigo?”. El escrutinio en peticiones laborales ha aumentado: más solicitudes de evidencia, más atención a las condiciones reales del empleo, más detalle en la descripción de funciones. Para quien ya está dentro del sistema, ese contexto puede ser una amenaza o una oportunidad. Es una amenaza si solo se piensa en renovar el estatus cada cierto tiempo. Es una oportunidad si se establece con Recursos Humanos y con el equipo legal un plan concreto para transformar esa relación laboral en una ruta de residencia: iniciar un PERM para EB-2 o EB-3, evaluar si el rol encaja en un futuro EB-1C por funciones ejecutivas, revisar si el perfil también califica para categorías de talento.
Familia, patrimonio y un proyecto migratorio 360
La familia sigue siendo una de las vías más importantes para acceder a residencia. Cada año se presentan cientos de miles de peticiones familiares, y las aprobaciones siguen siendo altas en cónyuges, padres e hijos de ciudadanos. Pero no todas las relaciones tienen los mismos tiempos ni las mismas filas. Cónyuges, padres e hijos menores de ciudadanos no compiten por cupos anuales; hijos mayores, hermanos y familiares de residentes sí dependen de categorías de preferencia y de los tiempos del Visa Bulletin.
Por eso, uno de los puntos más importantes al hacer balance es ordenar a quién vas a peticionar primero, quién corre más riesgo de “perder la fila” por edad u otras circunstancias, y cómo se coordina esa estrategia con otros procesos del núcleo familiar. En Acción de Gracias se reúnen familias alrededor de una mesa; aprovechar ese momento para conversar, con realismo, sobre tiempos, prioridades y documentos es una decisión más poderosa de lo que parece.
Al lado de la familia están las decisiones corporativas y patrimoniales. Cada vez más migrantes –y familias empresarias– combinan su proyecto migratorio con emprendimientos, compra de inmuebles, creación de vehículos de inversión, alianzas con socios locales. Y, sin embargo, no siempre revisan si la estructura que usan hoy es la que mejor los protege mañana. Tipo de entidad, acuerdos entre socios, responsabilidad frente a deudas, coordinación entre la estructura en su país de origen y la estructura en Estados Unidos, uso de trusts o testamentos para planear la sucesión: todo esto suele posponerse “para más adelante”. El problema es que el negocio crece más rápido que la estructura. Es como levantar un edificio de diez pisos con los cimientos de una casa de uno.
La decisión de fondo es dejar de ver cada trámite como una pieza suelta y empezar a construir un plan migratorio 360. La mayoría de las historias migratorias reales no son lineales: una persona llega como estudiante, luego pasa a una visa de trabajo, más adelante combina talento con oferta laboral; otra empieza por inversión y después decide hacer peticiones familiares; una tercera se mueve entre varios países antes de consolidar su residencia. Si miras cada etapa aislada parece que todo fuera improvisado; si lo miras con perspectiva, ves que había decisiones estratégicas en el camino… o que faltaron.
Cerrar el año con intención, no solo con gratitud
Usar Acción de Gracias como punto de inflexión significa sentarse a responder preguntas simples pero profundas: ¿qué quiero que haya cambiado en mi situación migratoria para Acción de Gracias de 2026?, ¿estoy en la categoría correcta o tendría más sentido explorar talento, inversión o empleo?, ¿mi familia está integrada en el plan?, ¿mis empresas y mis activos están alineados con mi estrategia migratoria?
A partir de ahí, el trabajo del abogado no es “sugerir un trámite” aislado, sino ayudar a dibujar un mapa a varios años y ubicar cada proceso en el momento adecuado. Al final, Acción de Gracias no es solo una fecha en el calendario, sino una oportunidad para decidir qué quieres agradecer el próximo año: si haberte mantenido a flote con renovaciones, o haber dado pasos concretos hacia estabilidad, seguridad jurídica y un proyecto coherente en Estados Unidos. Las normas, las políticas y los gobiernos pueden cambiar; lo que no debería quedarse quieto es tu estrategia.
En LOIGICA trabajamos precisamente en esa intersección entre inversión, talento, empleo, familia y estructura corporativa. Si este Acción de Gracias te dejó claro que necesitas algo más que renovaciones y trámites aislados, este es el momento de convertir ese balance en un plan concreto.
Te proponemos un diagnóstico legal y migratorio enfocado en 2026, donde revisemos tu situación actual, tus objetivos de residencia, tu realidad empresarial y familiar, y tracemos juntos una hoja de ruta realista.
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