Trump–Petro: implicaciones reales para los colombianos que miran a Estados Unidos

Trump–Petro: implicaciones reales para los colombianos que miran a Estados Unidos

Actualizado al 13 de noviembre de 2025. Este texto es informativo y no constituye asesoría legal individual.

 

En los últimos meses, la relación entre el gobierno de Donald Trump y el gobierno de Gustavo Petro ha pasado de la tensión diplomática a una confrontación abierta. Más allá de los titulares, para muchos colombianos la pregunta es concreta: ¿esto afecta mis posibilidades de viajar, estudiar, invertir o vivir en Estados Unidos?

 

Como firma de derecho migratorio, LOIGICA no pretende interpretar la geopolítica global ni hacer lecturas ideológicas de la relación bilateral. Nuestro foco está en otro lugar: cómo estas decisiones políticas se traducen en la práctica consular y en la vida de las personas que dependen de una visa o de un proceso migratorio.

 

 


 

1. El contexto: de los vuelos de deportación a la revocatoria de la visa de Petro

El punto de quiebre más visible inició a comienzos de 2025, cuando el gobierno colombiano se negó a recibir vuelos con nacionales deportados desde territorio estadounidense, alegando preocupaciones sobre el trato a las personas retornadas. Como respuesta, la administración Trump amenazó con aranceles y sanciones, y utilizó la política migratoria como herramienta de presión. 

 

En ese contexto, el 27 de enero de 2025 se cancelaron cientos de citas de visa en la Embajada de Estados Unidos en Bogotá, dejando a solicitantes que llevaban meses —e incluso años— esperando una entrevista, con una simple carta informando la cancelación por la disputa sobre los vuelos de deportación.

 

La tensión no se quedó ahí. En septiembre de 2025, el Departamento de Estado revocó la visa del presidente Gustavo Petro tras un acto en Nueva York en el que llamó a soldados estadounidenses a desobedecer órdenes de Trump en el contexto de la guerra en Gaza. El gobierno estadounidense calificó sus declaraciones como “imprudentes e incendiarias”. 

 

A esto se suman sanciones personales y acusaciones relacionadas con narcotráfico y seguridad regional, que han sido leídas por analistas como uno de los momentos más duros en la relación reciente entre Bogotá y Washington.

 

Es decir: la relación política está en su punto más tenso en años y la política de visas ya se utilizó de forma explícita como instrumento en esa disputa.

 


 

2. Lo que no ha cambiado: el marco legal migratorio

Es importante separar la forma de gobernar de la letra de la ley:

 

  • Las categorías migratorias —turismo, estudio, empleo, inversión, talento, familia, entre otras— siguen vigentes.

  • No existe una ley nueva que “prohíba” a los colombianos migrar a Estados Unidos o que cierre, por nacionalidad, las vías de residencia por empleo, inversión o familia.

 

La diferencia está en cómo se administra ese marco legal:

 

  • Qué tan rápido o tan lento se agendan citas.

  • Cuánto escrutinio adicional se aplica a ciertas nacionalidades.

  • Qué tan estrictos son los oficiales consulares al interpretar el “riesgo migratorio” o la “intención de quedarse”.

 

En otras palabras: la puerta legal sigue ahí, pero el pasillo se hizo más estrecho y más vigilado.

 


 

3. La Embajada en Bogotá: más presión sobre un sistema ya saturado

Antes de la crisis, obtener una cita de visa en la Embajada de Estados Unidos en Bogotá ya implicaba tiempos de espera largos, en algunos casos de hasta dos años para visas de turismo y negocio (B1/B2).

 

La decisión de cancelar cientos de citas el 27 de enero de 2025 demostró algo clave para entender el momento actual: la agenda de visas puede moverse por razones políticas, no solo por razones operativas.

 

Para el ciudadano colombiano esto se traduce en:

 

  • Riesgo de cancelaciones o reprogramaciones de última hora.

  • Mayor incertidumbre para planear viajes, estudios o traslados familiares.

  • Un ambiente en el que cualquier error documental o contradicción en la entrevista pesa más.

 

Aunque los servicios consulares se han ido normalizando, la señal ya quedó clara: en un contexto de fricción política, la política de visas es una palanca que Washington está dispuesto a usar.

 


 

4. ¿Cómo impacta esto a distintos perfiles de colombianos?

4.1. Quienes solicitan visa de turismo o negocios (B1/B2)

Son los más numerosos y los más directamente afectados por:

 

  • Tiempos de espera prolongados.

  • Cancelaciones masivas como las de enero de 2025.

  • Mayor énfasis en la “intención de regresar” a Colombia.

 

En un entorno donde la migración irregular está al centro del discurso político, los oficiales tienden a ser más estrictos al evaluar si una persona tiene razones claras y verificables para volver: empleo estable, proyectos en curso, familia, patrimonio, historial de viajes, entre otros.

 

4.2. Estudiantes, trabajadores calificados y perfiles de talento

Las categorías para estudiar o trabajar —F, J, ciertas categorías H, O, P, entre otras— siguen funcionando, pero en un marco más exigente:

 

  • La Embajada en Bogotá ha debido manejar agendas tensas y priorizaciones, lo que puede afectar la fecha de entrevista y, por ende, el inicio de programas académicos o contratos de trabajo.

  • Es previsible un aumento en solicitudes de evidencia adicional (RFE) y entrevistas más profundas para quienes provienen de países en el centro del debate migratorio.

 

Para estos perfiles, no basta con ser elegible en términos técnicos; es necesario presentar un expediente coherente, bien documentado y alineado con la categoría de visa solicitada.

 

4.3. Inversionistas y empresarios colombianos

En paralelo a la tensión política, se han introducido ajustes procedimentales y requisitos más finos para visas de inversión y otros esquemas corporativos, que exigen:

 

  • Estructuras societarias claras.

  • Trazabilidad del capital.

  • Demostración de generación de empleo y plan de negocio serio.

 

En un entorno diplomático sensible, los proyectos improvisados, mal documentados o que no resisten una revisión fiscal y corporativa rigurosa tienen menos margen de maniobra. En cambio, estructuras bien diseñadas —desde el punto de vista migratorio y corporativo— ganan relevancia como señal de seriedad y cumplimiento.

 

4.4. Colombianos que ya se encuentran en Estados Unidos

El endurecimiento no solo se siente “desde afuera”. Para quienes ya están en territorio estadounidense:

 

  • Cualquier infracción de estatus (trabajar sin autorización, quedarse más tiempo del admitido, cambiar de programa sin avisar, etc.) se vuelve más riesgosa.

  • Los cambios de estatus, extensiones y ajustes de estatus pueden analizarse con más lupa, especialmente cuando provienen de nacionalidades asociadas al debate sobre deportaciones y control fronterizo.

 

En términos prácticos, esto implica que muchas decisiones que antes se podían tomar “sobre la marcha” hoy requieren estrategia legal previa.

 


 

5. Más allá del discurso: implicaciones reales para la gente

Desde el punto de vista de derecho migratorio, las tensiones Trump–Petro dejan varios insights clave para los colombianos:

 

  1. La política migratoria se está usando como herramienta de presión diplomática.
    La cancelación masiva de citas de visa en Bogotá por un desacuerdo sobre vuelos de deportación es un ejemplo directo y reciente.

  2. El estándar de prueba se vuelve más alto.
    Formularios incompletos, documentos contradictorios o historias mal contadas tienen menos margen de error en un contexto donde la instrucción política es “ser más duros”.

  3. La incertidumbre aumenta.
    Más allá de la ley escrita, el clima puede cambiar rápido: sanciones personales, revocatorias de visas oficiales, amenazas de aranceles y declaraciones públicas influyen en la forma en que se percibe a Colombia en la estructura de toma de decisiones dentro del gobierno estadounidense.

  4. No todos los perfiles se afectan igual.
    Quien viaja de turismo una vez al año y quien intenta estructurar una multinacional, un programa de estudios de posgrado o una residencia permanente viven impactos distintos, pero todos operan bajo un mismo contexto político más estricto.

 


 

6. La mirada de LOIGICA: derecho migratorio en tiempos de tensión

LOIGICA no es una cancillería ni un centro de análisis político. No especulamos sobre estrategias diplomáticas, ni operamos desde la simpatía o antipatía hacia gobiernos.

 

Nuestro rol es diferente:

 

  • Traducir un contexto político complejo en riesgos concretos y manejables para personas y empresas.

  • Diseñar estrategias migratorias y corporativas que sean sólidas aun cuando el clima político no ayude.

  • Acompañar a colombianos —dentro y fuera de Colombia— que quieren estudiar, trabajar, invertir, proteger su patrimonio o reagrupar a su familia en Estados Unidos, con procesos estructurados, evidencia robusta y lectura actualizada de la práctica consular.

 


 

7. Conclusión: la puerta no está cerrada, pero el margen de error es menor

Las tensiones entre Trump y Petro han hecho visible algo que los abogados migratorios conocemos bien: la migración nunca es solo un tema jurídico; siempre está atravesada por la política.

 

Hoy la realidad para los colombianos es doble:

 

  • La ley sigue ofreciendo caminos claros para turismo, estudio, empleo, inversión, talento y familia.

  • El contexto político hace que cada paso exija más cuidado, más planeación y menos improvisación.

 

En este escenario, la pregunta no es si se puede o no migrar, sino cómo hacerlo con el menor nivel de exposición posible a cambios bruscos, decisiones discrecionales o errores evitables.

 


 

8. ¿Qué puedes hacer si este contexto te preocupa?

Si eres colombiano y:

 

  • Tienes una cita de visa programada o recientemente cancelada.

  • Estás considerando un proyecto de inversión, trabajo o estudio en Estados Unidos.

  • Ya te encuentras en territorio estadounidense y necesitas ajustar, extender o corregir tu estatus.

 

Es recomendable obtener una evaluación personalizada de tu caso, a la luz de la normativa vigente y del clima actual de la relación bilateral.

 

Cada situación tiene matices que no se pueden resolver con recetas generales. Una estrategia bien diseñada puede marcar la diferencia entre un proceso que avanza y uno que se frena por un detalle en el peor momento.